viernes, 1 de octubre de 2010

Ella solía escribir a cerca de todo lo que escuchaba, de lo que veía, de lo que pensaba; pero pocas veces solía escribir a cerca de lo que sentía.


Esa noche empezó como tantas otras... preparó la cena y lo esperó al llegar, terminaron juntos de cocinar y de poner la mesa, todo era impecable y perfecto: la cena había salido deliciosa, la música, la luz de la vela y la luna le daban el toque especial, el toque que a ellos los motiva...esa mezcla de romanticismo, seducción, y provocación.
La charla giraba en torno de cosas banales, ningún tema era del todo interesante, se quejaban del sonido de los celulares, discutían a cerca de bailar o no este tema, o el otro...

En un instante todo cambió, la atmósfera se lleno de gratos aromas y en el aire se escuchaba música de mantras, los aceites y las escencias invadieron poco a poco los cuerpos, primero el de él, después el de ella, se relajaron el uno al otro y la fusión comenzó con una caricia, hasta que ella no pudo mas de tanto amor y llovieron sus ojos como nubes, él solo atino a contenerla, preocupado por saber que estaba pasando en realidad, pero ella no pudo hablar...
No pudo solo decirle que lo ama, que siempre lo amo, aunque siempre lo haya negado para evitar sufrir, que desde que lo conoce, y por heridas anteriores ella había decidido meterse dentro de un caparazón para, de esa forma evitarse el sufrimiento de sentir. Pero que a esa instancia a tantos años de "no-relación" su corazón estaba que explotaba de tanto sentimiento y su cabeza le impulsaba a recordar una y otra vez los acontecimientos vividos hacia poco mas de un mes atrás.

Lo cierto es que ella otra vez no pudo hablar, no pudo decirle todo lo que sintió en aquel momento sublime, no pudo explicar que las lágrimas eran mezcla de alegría y de miedo al "que vendrá"; que esas lágrimas eran un GRACIAS inmenso por no haberla dejado sola, por entender que ella solo necesitaba silencio y un abrazo muy contenedor.

Después de un rato, el volvió a preguntar, quiso saber a que se debía aquel llanto, ella solo pudo explicar que su garganta era un apelotamiento de cosas, de palabras, de ideas y pidió que por favor la entendiera esta vez, que ella se lo diría cuando recobrara las fuerzas.
El entendió, besó su frente, la abrazó con fuerza y se fue...

Ella se quedo pensando hasta cuando le seguirían pasando estas cosas, solo quería ser aquella que alguna vez fue, este miedo constante colmaba, este miedo constante llegaba ya a colmar bastante su paciencia...